sábado, 12 de noviembre de 2011

Octubre

Ya llevamos 2 horas, sólo nos quedan 4. Hay viajes que duran mucho más. Madrid y Barcelona, en cambio, están perfectamente conectadas por el tren - pájaro. Hay viajes que duran 5 años, quizás sean bombas. Esta bomba explotará en exactamente 5 años, boom. Luz. Su claridad me atrae como a las polillas. Las polillas se comieron mi remera de Margara Shaw, miles de pesos de algodón con tres agujeros de lo más proletarios. El precio de sudar un textil noble sin tener que avergonzarse. Y muchas otras cosas.
Los buses me marean. Me duele la espalda. El vómito y su salerosa Santa Trinidad Barcelona:Madrid:Valencia. Y Cayetana, claro. Dos bodas y ningún funeral. Vacas y caballos. Un mes lleno de kilómetros. Un asado en inglés. Startap. Israel siempre vuelve como la tierra prometida. Las promesas no siempre son buenas. El letrero luminoso informa que el WC está ocupado. La primavera no se apersona. Las ganas de vomitar una y otra vez. Es mejor así, no se puede ser solamente feliz. La ley de las compensaciones. Thais y Mauricio, les voy a extrañar. Belén. Si hubieramos sabido entonces. Esta vez no nos queda un nos volveremos a ver colgado en la comisura. Pero nos volveremos a ver, quien sabe cómo o dónde. Julia, Rafael y Laura. Testigos de un destino más benevolente.

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