El macho peronista se siente muy cómodo con su nuevo trabajo de guarda de bus de cooperativa. Es alcanzar su sueño vocacional de años (aunque él nunca lo pondría en estas palabras pues no las conoce). Lo que más le gusta son las mañanas, cuando vende boletos montevideo azucarados entre bizcocho y bizcocho. La luz llena el omnibus y el macho le regala a todos los oídos que estén dispuestos a escucharlo ( y a los que no) interpretaciones virtuosas (y no tanto) de los temas de ayer, de hoy y de siempre: Rafael, Nino bravo y Ricardo Montaner. Idolo.