viernes, 30 de noviembre de 2007

Resabios de un peronismo amputado de raíz


— Marisaaa! Llegué!!!
— Viejo! Cómo te fue en el partido?
— Y no viste vieja, un salme el árbitro! Le cobró un penal a Matiuzzo porque jugaba en River, viste? En este país la gente está perdiendo los códigos. Pensar que el bocha Matiuzzo la rompía en las inferiores de River, y desde que vino a Independiente la descosió, para que este juez hijo de puta hincha de Boca le cobre un penal al santo pedo.
— Y ese Matiuzzo, es el que sale en la tele en el reclame de pasta de dientes?
— Naaah, gorda, no rompás los huevos, ese es Ferratini, el entre ala de San Lorenzo. Matiuzzo es defensa del Rojo, el Rojo de Avellaneda, gorda! Parece que no sos mi mujer!
— Ay, perdón viejo. Así que una cagada lo del estadio, y bueno, qué se le va a hacer, el fútbol no es todo en la vida che.

La mirada del Negro fue fulminante después de lo que había escuchado, se sacó el calzón de entre las nalgas, se sebó unos mates y prendió TyC Sports.

— Viejaaaaaa! Y los pibes?
— Diego Armando está en el colegio, y Robertito está en el cuarto.
— Que venga que le quiero mostrar algo.
— Robert! Robert! Llegó el Negro!

El Negro estaba tirado en el sillón de cuerina medio gastada. Ahí había consumido cerca de 130 litros de cerveza en lo que iba del año desde que se habían mudado al rancho. En TyC estaba hablando Fabbri.

— Siempre dije que este viejo era bostero —murmuraba el Negro mientras se sacaba la pelusa del ombligo.

Pensaba en Boca. El partido lo había agotado. Al otro día sabía que iba a estar afónico porque iba a chupar frío con todo el sudor acumulado, porque bañarse en invierno… era complicado, el chuveiro trucho calentaba poco, y después los resfriados rompían los huevos. Más valía quedarse con la remera del rojo, que estaba calentita y tenía olor a uno.

— “Un partido difícil para Independiente que se queda con las ganas de entrar en la Sudamericana…
— Pero viejo de cuarta!!! Cometelá viejo puto! No ves que marchamos por el viejo cuervo de mierda bostero de cuarta COMO VOS Y TODO ESE CANAL DE MIERDA!!! El penal a Matiuzzo fue una farsa! Seguro que al cuervo cagón ese lo compraste vos y todos los bosteros garcas como vos!!!

El Negro cazó el control y apretó el boton rojo con toda la fuerza hasta que le dolió. Se calentó tanto que no soportó el silencio sin tele y prendió de nuevo, esta vez más suave porque todos los machos tienen algunas neuronas que usan cada tanto, esta vez útiles para evitar el dolor. Prendió y cambió de primera, no soportaba ver a Fabbri mostrando imágenes del partido. Cambió y dejó lo primero que encontró, y ahí sintió el alivio que buscaba: el General en el History Channel.

— Aaah, ahora sí, el único hombre que tiene criterio. Vení Robert! Ta el General acá en la tele, vení, vení!

Si no iba se la ligaba, y no tuvo más remedio y bajó.

— Estoy, viejo. Me dijo Marisa que marchó el rojo.
— Mirá, guacho, callate la boca y no hablés de eso porque de la calentura me rompo la jeta contra la pared. Mirá, mirá, mirá como levanta los brazos! Este tipo tendría que estar vivo todavía… Las Malvinas y el general son lo mejor que tenemos!
— Quién es?

Los ojos del Negro miraron absortos a Roberto. El botija tembló un poco, pero la sensación de nerviosismo que le subió desde el estómago lo paralizó y dejó de temblar inmóvil, paralítico, obnubilado ante lo que podía venir. El Negro le agarró la jeta de los cachetes de nene y lo sacudió diciéndole: “Perooooon, Perooooon, es Peroooooon y en esta casa somos todos peronistas, entediste bien, nene??? Todos peronistas! Y vos también sos peronista, porque si no sos peronista te podés ir yendo con los nenitos de mamá esos con los que jugás, entendiste?

— Sí, me puedo ir? —preguntó a punto de vomitar.
— Rajá, mirá, y que no te escuche preguntar quién es Perón, porque sino te pego un voleo en el culo y salís volando, ‘tendiste? ‘Ta que lo parió. Este pendejo tendría que haber peleado por las Malvinas para que se le vayan todas las mariconeadas.